jueves, 12 de enero de 2012

El “Crowdfunding” y otras fiestas de guardar. Entremés teatral para dos actores.

El “Crowdfunding” y otras fiestas de guardar. Entremés teatral para dos actores.

Diálogos entre un pequeño saltamontes y el maestro.


Personajes:

Pequeño Saltamontes: gestor cultural, o artista, con cierta experiencia y confundido ante un “nuevo orden mundial”. Ávido de sabiduría, y gran aficionado a los anglicismos.

El Maestro: ex-gestor cultural que, harto de los tejemanejes del sector, se retiró a una antigua ermita románica de la Baja Navarra, y desde entonces, observa la realidad mientras arregla el órgano de la ermita.


Contexto:

El Pequeño Saltamontes sabe de la existencia de “El Maestro” y acude a su encuentro con una larga y extensa batería de consultas sobre variados temas de la gestión cultural. Tras un largo viaje, llega hasta la ermita, y entabla relación y conversación con “El Maestro”, pasando toda la noche en vela debatiendo sobre lo divino y lo humano de la Cultura.


Escena primera y final.

Interior ermita. Las primeras luces se adivinan tras las cumbres de las montañas que se divisan por las ventanas.

El pequeño saltamontes, cansado y confundido tras una larga noche de conversaciones con el maestro, está sentado sobre unos cojines frente al viejo maestro, que, abstraído, realiza dibujos sobre la arena con un junco en un jardín zen comprado en un “chino”.


Pequeño Saltamontes (PS): (con voz cansada, pero plena de emoción) Maestro, no sé si podré agradecerle nunca todo lo que me ha descubierto durante esta larga y fructífera noche. Creo que vuelvo a mi trabajo lleno de nuevas ideas y de técnicas novedosas, a la par que innovadoras: crowdfunding, fundraising, crowdsourcing, coworking, outreach… Creo que he recargado las pilas y me dispongo a poner en práctica todo lo que hemos hablado. ¡Ante todo, innovar!

Maestro (M): (suelta un chasquido con la lengua de dessaprobación, se levanta enérgico y se queda mirando por la ventana mientras habla con cierto tono contrariado, y con voz profunda) No sé si realmente has entendido todo lo que quería transmitirte, mi pequeño. Hay ideas que puede que parezcan nuevas, pero que no lo son. Nada puede ser descubierto cuando ya todo estaba a la vista.

PS: (desilusionado) ¿Qué quiere decir, oh, sapientísimo maestro? ¿Acaso todo lo hablado durante la noche no era cierto? ¿No es innovación de lo que estamos hablando?

M: (en tono enciclopédico, monocorde, sin mirar al alumno) Lugar: Europa. Época: finales del siglo XVIII, o siglo XIX, dependiendo de las zonas. Rechazo al absolutismo como forma de orden político, y por tanto, rechazo de las maneras de decidir y de la acumulación de bienes en unas pocas manos. La cultura también se socializa, y no es únicamente el todopoderoso estado quien alienta la creación y la exhibición artística.

PS: (absolutamente perdido, con las palmas abiertas hacia el cielo, suplicante) ¿Perdón?

M: (sigue en el mismo tono, sin interrumpirse, con la mirada fija ) Lugar: Viejo Reyno de Navarra. Época: desde tiempos inmemoriales. El “Auzolan”, o trabajo colectivo para la construcción de casas, cuidados forestales, trabajos vecinales, etc, etc.

PS: (esboza media sonrisa) Entiendo, ¿se refiere a que eso puede ser “coworking”?

M: (como quien oye llover) Lugar: Sociedades burguesas en Europa y Estados Unidos. Epoca: finales del siglo XIX: constitución de las grandes orquestas sinfónicas como instituciones, gracias a la aportación generosa de mecenas, socios y abonados en diferentes grados de pertenencia, y, por tanto, de poder de decisión.

PS: (alborozado, pleno de gozo) ¡Crowdfunding! ¡Es cierto!

M: (no hace caso de nada, gira la cabeza para mirar el fuego y sigue en su mismo tono, como abducido por su propia memoria enciclopédica) Epoca: mediados del siglo XX en España: configuración de sociedades filarmónicas en varias ciudades con boyante burguesía, donde los abonados financian temporadas líricas, clásicas...

PS: (mueve los brazos) ¡Vale, de acuerdo! Ya me ha convencido. Veo que no son técnicas novedosas, y que han sido utilizadas en otras épocas.

M: (sonríe y mira a su saltamontes) Así es, pequeño. Ninguna de estas técnicas con nombres tan rimbombantes son de nueva creación, pero eso no quita nada de su utilidad. Como puedes ver, aún hay muchas de estas estructuras e instituciones que siguen utilizando técnicas de financiación colectiva de la cultura o “crowdfunding”. Podría decirte, incluso, que muchos edificios culturales, monumentos, catedrales, pequeñas ermitas..., se han hecho realidad gracias a la aportación de muchos o pocos mecenas, con mayor o menor cuantía, pero utilizando la financiación colectiva.

PS: (con cierto tono agrio) Efectivamente, maestro, la Iglesia siempre ha utilizado esa técnica para la construcción y mejora de sus templos. Pero ahora estamos hablando de proyectos culturales, de mantenimiento de artistas y de obras y creaciones.

M: Y creo que es aplicable en uno u otro sentido, ¿no crees?

PS: Tiene usted razón, pero…, (se levanta, con cierto tono de enfado) ¡un momento, Maestro!. Usted me esta hablando de financiación colectiva de la burguesía, de la aristocracia y del clero, es decir, de un sector poderoso y pudiente de la sociedad, que se organiza para fomentar el arte y la cultura. ¡No hablamos de financiación colectiva, hablamos de Mecenazgo! (se sienta de nuevo, más calmado) Yo no le veo diferencia con los clásicos mecenas del Renacimiento.

M: (con voz risueña, condescendiente) ¡Ni tampoco con la munificencia romana, mi pequeño! La idea de esos actos de mecenazgo es precisamente la de sentirse partícipe de una clase social, o la de hacer un aporte para entrar en selectos clubes, cuando no la de la perdurabilidad y notoriedad. Y en el caso de la Iglesia, la ocasión de reservar un lugar selecto para la “otra vida”.

PS: (confundido, aturdido) Pero, maestro, la idea base de la que hemos hablado durante toda la noche es la de “comunidad”, la de abrir posibilidades e igualar oportunidades a nivel social. De lo que usted me está hablando es de cómo las clases pudientes y poderosas han financiado la cultura y el arte a lo largo de la historia. No creo que sea esa la idea de estas nuevas y refrescantes ideas que pueblan la gestión artística y cultural en la actualidad. ¡Ahí radica la novedad de estas técnicas! ¡Estamos ante un nuevo paradigma! ¡Una era de libertad nos contempla!

M: (vuelve a la ventana, de nuevo tono enciclopédico) Época: siglo primero. Lugar: en alguna parte del Mediterráneo. Quinto libro del Nuevo Testamento: Hechos de los Apóstoles. capítulo 2, versículo 44: “Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común”. Versículo 45. “Vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos, según la necesidad de cada uno”. En base a ello, Gerrard Winstanley funda en el siglo XVII en Inglaterra a los “True Levellers” o “Igualitarios auténticos”, también conocidos como “Diggers”, o “cavadores”, por ocupar tierras incultas o comunes para cultivarlas y distribuirlas. (suspira y descansa. Baja la cabeza)

(retoma su energía y habla con más pasión) Epoca: Años 70. Lugar: Europa: Nace la Animación Sociocultural y el concepto de “Democratización Cultural” ante el cambio de paradigma productivo, la aparición del paro y del concepto del tiempo libre, urbanización de la población, cambios de estructuras políticas. La cultura y el arte viven procesos de renovación, creaciones colectivas, ocupaciones de espacios, comunidades de artistas, acercamiento al público, experimentación. Los valores impregnan la cultura y el arte, el arte se convierte en una herramienta de acción ciudadana. Las etiquetas en aquel momento son lo sociocultural, socioartístico, sociopolítico… Y son valores que no pertenecen al siglo XX, sino que vienen de la Revolución Francesa, que a su vez se retrotrae al Renacimiento, que viene de Roma y Grecia….

PS: (aun sin entender en su totalidad, con tono humilde, sosegado) Entiendo, eran épocas en las que ya se utilizaba el coworking, y también el crowdsourcing, pero no creo que de la misma forma en la que se utilizan y plantean ahora.

M: (sigue subiendo la pasión en su tono) No podemos utilizar de la misma forma las mismas técnicas cuando estamos en diferentes épocas, pequeño. Pero, ni las técnicas, ni los valores que pretenden estar asociados a estas técnicas de “crowdfunding” son nuevas en absoluto. Pasamos demasiado tiempo obcecados en buscar “lo nuevo”, cuando, en la mayoría de las ocasiones, la solución está delante de nuestros ojos.

PS: (con cierta protesta) Pero, maestro, hay muy pocos ejemplos actuales que estén utilizando el “crowdfunding” para sus proyectos y procesos.

M: (se viene arriba) Pequeño mío, toda actuación que se realice en un recinto cerrado con un pago de entrada para acceder al mismo es un acto de “crowdfunding” y un ejemplo de “copago”, ahora que está tan de moda. Toda venta de un soporte físico, sea un disco, un libro, una partitura, o lo que fuera, es también “crowdfunding”. La cultura, DESDE SIEMPRE, se ha tenido que financiar de manera colectiva, y los artistas, o las creaciones que no lo han hecho así, han estado al albur de quien ha financiado de manera única a esos creadores o creaciones. Es decir, que, al fin y al cabo, dotar a los proyectos culturales de colectividad en su financiación, es también dotarles de colectividad en cuanto a su proceso de toma de decisiones, ¡es dotarles de vida! Pero ese es el quid de la cuestión, mi pequeño: cuánto de libertad, cuánto de compromiso, cuánto de dependencia queremos que tenga nuestro proceso creativo, y cuánto de vida y de comunidad queremos dotarle. Y de esa decisión dependerá el resultado, de esa básica y crucial decisión, pequeño saltamontes.

(el sol asoma entre las montañas, inundando el valle de colores rojizos. Los dos protagonistas contemplan su belleza en silencio, a través de la ventana, ensimismados en sus pensamientos)

TELON

No hay comentarios:

Publicar un comentario