lunes, 23 de mayo de 2011

semana 10: de leyes con "d" y sin "d"

La llamada "Ley Sinde" , o, con mayor propiedad, la "Disposición Final Segunda" de la "Ley de Economía Sostenible", ha sido uno de los motores de debate más importantes de los últimos meses, y ha generado cientos-miles de entradas en blogs, tweets, artículos, manifestaciones y sentadas, y, escrito esto desde un 23 de mayo, incluso ha sido uno de los gérmenes (no el único, ni el más importante, pero sí uno de ellos), del movimiento del 15-M.
En Google nos salen más de 4.100.000 resultados, lo que da una cierta idea de la dimensión del fenómeno generado con este debate.
Debate, desde mi punto de vista, con demasiado ruido, y mi poco moderado (moderado en el sentido de que el papel de la moderación en un debate no lo ha asumido nadie, y, como de costumbre, la gente toma posición sin emplear tiempo en profundizar en los argumentos.

Argumentos a favor de la "Ley Sinde"
Correligionarios: Industrias Culturales en general (sobre todo, las ligadas a la producción y distribución, así como "creadores" de gran éxito -Alejandro Sanz, "Triunfitos", Pau Donés-), sociedades de gestión de derechos...
1.- Copiar, reproducir, distribuir, etc, obras de autor sin su consentimiento no es lícito.
Efectivamente, no lo es, y es algo en lo que están de acuerdo tanto los autores que se posicionan a favor de modelos cerrados de gestión de derechos, como de los que se posicionan a favor de los abiertos. El autor tiene la propiedad intelectual de sus creaciones y tiene que poder decidir sobre lo que ocurra con las mismas.
2.- La realidad ha cambiado y se requieren nuevos sistemas de regulación.
Así es, y la revolución tecnológica ha variado en su raíz los procesos de creación, reproducción y distribución de las obras. Hay, pues, que hacer un esfuerzo para actualizar las normas que rijan esos nuevos procesos.
3.- Los autores son un bien que hay que proteger.
Necesitamos, como sociedad, establecer sistemas que garanticen la supervivencia de los autores, además de fomentar la creatiidad de los mismos. Así como se cuida a los autores, también sus hábitats. Por ello, hay que garantizar retribuciones adecuadas, espacios de creación...
4.- Las industrias culturales son imprescindiblas para este país, y por tanto, hay que protegerlas.
Un sector que está aportando entre un 3 y un 5% del PIB, es un sector importantísimo, máxime en una crisis generalizada en la que la cultura, el turismo, el patrimonio, etc, se situan en primer lugar de las opciones que pueden llevarnos a salir de la misma en la Vieja Europa. Hay que señalar que, aunque se dice que la industria cultural no se está moviendo, y que esta ley es la respuesta a su inmovilismo, los movimientos internos de la industria intentando acoplarse a los nuevos tiempos están siendo realmente titánicos en algunos casos.

Argumentos en contra de la "Ley Sinde"
Correligionarios: Asociación de Internautas, "internautas en general", "creadores de éxito menor" (entrecomillado porque no son colectivos homogéneos, ni tampoco tienen una sola voz)
1.- La Ley Sinde vulnera principios fundamentales.

. Restringe la ley de protección de datos personales (permite la cesión de datos sin consentimiento)
. Otorga a una comisión (no a un juzgado) la potestad de decidir sobre lo licito o ilicito de los contenidos de una web.
. En algunos supuestos, queda dañada la presunción de inocencia

2.- La Ley Sinde no es proporcional ni equilibrada (matar moscas a cañonazos)
Pone los bienes de propiedad intelectual al mismo nivel que la seguridad nacional, presuponiendo delitos y colocándose en situaciones excepcionales para poder dejar sin aplicación otras normas protectoras de derechos.

3.- Sólo piensa en la industria, no en los creadores.
La Ley Sinde no ha incluido en su articulado, ni ha recogido ninguna recomendación sobre el fomento de la creación en la nueva situación de revolución tecnológica, y el Ministerio de Cultura no ha protagonizado ningún programa en ese sentido.

4.- No arregla nada. Las industrias culturales seguirán con su problema.
Las editoriales siguen cerrando, así como las librerías. En mi ciudad han cerrado todas las tiendas de discos, también las pequeñas discográficas. No es un problema del autor, es un problema de

5.- Ha conseguido que crean que los autores son unos aprovechados que quieren vivir del cuento, separando a la sociedad de los autores, y de la cultura en general (desapego por la cultura), y que la sociedad está llena de piratas que no quieren pagar por lo que tienen.


Mi opinión
Felix Rodriguez de la Fuente diría que hay que proteger a una especie llamada "autor", y a otra especie llamada "espectador", "usuario", "lector", o como nos parezca, y son precisamente las dos especies que más dañadas han resultado con esta medida, ambas vilipendiadas por la ley.
Por un lado (como gestor de un teatro), la revolución tecnológica posibilita que los autores puedan, sin intermediario alguno, recoger los frutos de sus derechos por sí mismos, pero el sistema no lo permite.
Debo recibir la visita de un "cobrador del frac" legitimado por nuestro sistema, que se queda con el 10% de mi negocio de venta de entradas, sin dejarme ninguna garantía de que el autor cobra, y cuánto cobra, de lo que aporta mi teatro.
Me niega la experiencia de poder contactar con el autor, de enriquecernos mutuamente, de proyectar hacia el futuro...
En la sociedad de la información, se penaliza el informar (un enlace es sólo eso, información)
Hay varios modos de modificar conductas, y un gobierno está en la obligación de fomentar esos cambios.
Puede hacerlo por punición, como es el caso, es decir, intentar penalizar toda conducta/acción "non grata".
Pero ha perdido una grandísima oportunidad de dar a conocer tesoros sociales, como son los autores y las industrias culturales, fomentando un sentimiento de pertenencia, de colectividad.
Sarasate, o Gayarre son a Navarra lo que son no por lo que han percibido de ella, sino por lo que le han dado a Navarra, y nadie en Navarra tiene dudas sobre ello, sobre el LEGADO que han dejado.
Esa es la duda actual: ¿cuál es el legado de los actores actuales, de las industrias culturales?
Creo que la sociedad no se siente en deuda con ellos, sino más bien al contrario.
Es fundamental, por tanto, volver aponer en valor ambas instituciones: la institución llamada AUTOR y la institucion llamada INDUSTRIA CULTURAL.
Nadie discute que el carnicero ponga un sobre coste a la carne que ha comprado previamente.
Hay que hacer esfuerzos por dignificar y poner en valor. Y, tristemente, la Ley Sinde, independientemente de todas las consideraciones y argumentos expuestos arriba, ha conseguido lo contrario. Una muy mala noticia para la cultura.


http://cultura-abierta.blogspot.com/2011/04/semana-10-propiedad-intelectual-y.html

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